Si tuviera que presentarme diciendo quién y qué soy, mi nombre, Carlos Terroba, y mi lugar y fecha de nacimiento, Palma en 1973, darían de mí una visión incompleta si a continuación no añadiera
que por encima de cualquier otro dato biográfico garabateado en un papel soy el resultado de la unión de dos pasiones: el arte y el hierro.

La inquietud artística la heredé de mi madre. Una inquietud que, como ella, satisfice en mis primeros años con la poesía, además de con el dibujo –la otra gran afición de mi infancia–, y que, en cierta manera, nunca he abandonado. De mi padre heredé no solo un oficio, el de yesero y escayolista, que él a su vez heredó del suyo, sino el amor por el trabajo bien hecho y la satisfacción de llevarlo a cabo con mis propias manos.

La aparición del hierro en mi vida fue un hecho determinante y lo debo a un encuentro poco menos que casual con un herrero al que llevé a arreglar un aparejo de pesca. Inmediatamente me sentí atraído por este metal y si mis primeros pinitos con él fueron poco más que un juego, no tardé en sentir la necesidad de expresar todos esos sentimientos
de amor por el arte y el trabajo realizado con las manos que había heredado por vía familiar trasladando al hierro aquellos primeros dibujos e ideas poéticas. De esta manera, ese “pintar con electrodos” –como a mí me gusta decir–, llegó a convertirse en el elemento más definitorio de mi persona.

De la confluencia de estas dos grandes pasiones, el arte y el hierro, nace a partir de entonces un concepto personal del compromiso artístico que queda resumido en la firma que acompaña e identifica mis obras: THIERRO. Con la unión de Terroba y Hierro en una misma palabra intento simbolizar la perfecta comunión entre mi persona y un elemento, el hierro, que me emociona, me alegra y enfada a la vez, y que, en suma, despierta mis sentimientos.
Esta breve presentación estaría también incompleta si no incluyera un último párrafo dedicado a dar las gracias a todas aquellas personas que me han brindado su apoyo, su confianza y, sobre todo, sus palabras de ánimo.

Gracias a todos.

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